miércoles, 14 de octubre de 2009

Darío, Rubén. A Margarita Debayle.


Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti.
Cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía,
y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: "No hubo intento:
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté."

Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesa está bella,
pues ya tiene el prendedor,
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento

Ya que lejos de mí vas a estar
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

(1908)

Margarita Debayle a los 16 años

4 comentarios:

  1. Este poema tiene un especial significado para mí, fue el poema de mi infancia, mi padre me lo recitaba de memoria muchas veces y yo...yo era esa princesa traviesa.
    Profesor: me has traído la emoción de un recuerdo muy bello y la presencia de la persona que más quise en este mundo.
    Gracias
    Beatriz

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    1. ya somos dos yo hacia en mi cabeza todo el teatro la historia todo todo era mi cuento de dormir por mucho hasta le pagaba a mi hermana para que me lo reitara.

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  2. Yo sí que os doy las gracias a todos, a ti, Beatriz, a Pancho, a Gelu, a Elena Clásica, Carmen, Isabel, Aurora, Sara, Jairo, Martha Lucía,... y tantos otros, "anónimos", por venir cada día a dar calor y hondura humana a este rinconcito perdido en el universo de blogosfera.
    La poesía nos une en lo más importante que tenemos: las emociones. Ellas son las que nos llevan al verdadero conocimiento de las cosas y de nosotros mismos. Tu emoción, Beatriz, nos une a todos porque en el fondo es la misma que la nuestra. Este es el misterio.
    Un saludo afectuoso para todos y perdonad que habitualmente prefiera no "aparecer" como lo he hecho ahora. No hace falta, porque sabéis que tenéis mi aprecio y mi agradecimiento. Y mi admiración también porque algunos de vosotros tenéis unos blogs maravillosos, envidiables.

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  3. Pues aquí nos has unido a la emoción de tus palabras, profe, es que este poema de Rubén Darío nos hace saltar las lágrimas a todos y son los momentos en que entendemos este cariño tan especial que surge a través del amor hacia la poesía que compartimos.
    Bendito seas, profe, por tu dedicación y por compartir tanta belleza.
    Un abrazo, querido amigo.

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