sábado, 13 de junio de 2009

Pinilla, José María. Hablando conmigo, sin ti.

José María Pinilla, foto de Edith Checa

Anoche conversé con mi pasado
en el secreto que da la intimidad,
—ese silencio lento, no amaestrado
que junta pasos—
cuando las alforjas se vacían de proyectos
y faltan los disfraces de mis dedos
en tus dedos.

Ya nada impide el beso, salvo el beso.
Nos besamos en los besos, no en los labios.
Porque los labios que quiero están distantes.
No son mis labios. Son tus labios.
Son cómo pájaros que vuelan disimulos,
ordenan las cosas distraídas
y archivan los olvidos de tu frente
en mis manos de ciego, cuando callas.

Anoche conversé con mi pasado
en medio de los puntos cardinales.
Le hablaba de tu entrega, de tu talle,
de cómo yo inventaba tus caricias,
abotonando la sorpresa que dormía
en el secreto sin secreto
de tu almohada imaginaria;
ya sin traje de descanso,
perfilando los colores de la huida,
en el dibujo de la esencia,
escaparate desnudo del tiempo,
buzón de los abrazos,
todo entero,
caminando hacia el mañana.

Anoche, conversé con mi pasado,
y en la arruga del silencio
faltaban tus palabras.

José María Pinilla (1951-2009)


4 comentarios:

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  2. ¡Precioso! Una evocación mágica y terrible. Cómo faltan a veces las palabras de una divina boca, pero cuando faltan los labios...
    Besitos.

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  3. Bello poema, más aún sentido, que invita a remembrar en la intimidad añorados recuerdos.
    Isabel

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  4. Ya nada impide el beso, salvo el beso.

    Él era poeta, por eso lo seguirá siendo siempre, por encima de todas las muertes.
    Gracias profe, una vez más.

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