"Un corazón solitario
no es un corazón"
(A. Machado)
Si me atreviera
a hablarte,
a responderte,
pero no soy,
solo,
nadie.
Entonces,
cierro las manos, llamo a tus raíces,
estoy
oyendo el lento ayer:
el romancero
y el cancionero popular; el recio
són de Jorge Manrique;
la palabra cabal
de fray Luis; el chasquido
de Quevedo;
de pronto,
toco la tierra que borró tus brazos,
el mar
donde amarró la nave que pronto ha de volver.
Ahora,
removidos los surcos (el primero
es llamado Gonzalo de Berceo),
pronuncio unas pocas palabras verdaderas.
Aquéllas
con que pedí la paz y la palabra:
Árboles abolidos,
volveréis a brillar
al sol. Olmos sonoros,
altos álamos, lentas encinas,
olivo
en paz, árboles de una patria árida y triste,
entrad a pie desnudo en el arroyo claro,
fuente serena de la libertad.
Silencio.
Sevilla está llorando, Soria
se puso seria. Baeza
alza al cielo las hoces (los olivos
recuerdan una brisa granadamente triste.)
El mar
se derrama hacia Francia, te reclama,
quiere,
queremos
tenerte, convivirte,
compartirte como el pan.
De "En castellano" (1960)
Blas de Otero. (1916-1979)
No hay comentarios:
Publicar un comentario