A la memoria de Miguel Hernández.
Voz 1: Antonio Machado
Voz 2: Federico García Lorca
Voz 3: Miguel Hernández.
Un toro.
* * *
(Lo que ya sucedió y aquí sucede
sucede todo junto a un lento río
donde flota la vida de la muerte.
La tierra que divide ya no es tierra,
que es taladro, garganta solamente
para tragar la muerte de la vida,
para tapar la vida de la muerte.
Lo que pasa por él es lo que pasa,
lo que enmudece en él, lo que enmudece.
Si la vida no vive, en él no vive;
si sí la muerte, en él sólo la muerte.
Fijo en sus ondas, que no van al mar;
Fijo en su brisa, que ni va ni viene.
Crecido sólo si la vida baja,
sólo crecido si la muerte crece.)
...
Voz 1
Yo fui "aprendiz de ruiseñor".
Voz 2
Mi frente
lo fue de montes y cabalgaduras.
Voz 3
Yo vine a ser, vine a nacer simiente,
bulbo, raíz, tirón para el arado.
Voz 1
Mi canto, estopa.
Voz 2
El mío, escarpaduras.
Voz 3
De tierra, el mío, por desterrado.
(Un toro derribado,
junto a la orilla,
herido.
Su piel son agujeros
de sangre rota y penas,
por los que asoma y brilla
entumecido
un pasado de azules ganaderos
hoy de mordaza y de cadenas.)
Rafael Alberti (1942)
Leer la Égloga completa
Voz 1: Antonio Machado
Voz 2: Federico García Lorca
Voz 3: Miguel Hernández.
Un toro.
* * *
(Lo que ya sucedió y aquí sucede
sucede todo junto a un lento río
donde flota la vida de la muerte.
La tierra que divide ya no es tierra,
que es taladro, garganta solamente
para tragar la muerte de la vida,
para tapar la vida de la muerte.
Lo que pasa por él es lo que pasa,
lo que enmudece en él, lo que enmudece.
Si la vida no vive, en él no vive;
si sí la muerte, en él sólo la muerte.
Fijo en sus ondas, que no van al mar;
Fijo en su brisa, que ni va ni viene.
Crecido sólo si la vida baja,
sólo crecido si la muerte crece.)
...
Voz 1
Yo fui "aprendiz de ruiseñor".
Voz 2
Mi frente
lo fue de montes y cabalgaduras.
Voz 3
Yo vine a ser, vine a nacer simiente,
bulbo, raíz, tirón para el arado.
Voz 1
Mi canto, estopa.
Voz 2
El mío, escarpaduras.
Voz 3
De tierra, el mío, por desterrado.
(Un toro derribado,
junto a la orilla,
herido.
Su piel son agujeros
de sangre rota y penas,
por los que asoma y brilla
entumecido
un pasado de azules ganaderos
hoy de mordaza y de cadenas.)
Rafael Alberti (1942)
Leer la Égloga completa
No hay comentarios:
Publicar un comentario